Dedicatoria a Salamina Caldas

LA BALADA DEL RETORNO
Dedicada a Salamina - Caldas

Hoy he vuelto a mi pueblo, a mi pueblo querido,
Caminé por las calles de mi infancia de ayer
Aspire los olores de su tierra mojada
Deslicé entre mis dedos el rocío de sus prados
Y una ráfaga de aire con olor a pasado
Penetró hasta mi alma, “arrugando” mi ser.

Y me fui muy despacio repasando mi historia,
Esa historia de niños sin afán, sin temor
De mañanas azules, de campanas sonoras,
De personas alegres, de balcones hermosos,
De solares floridos, de montañas graciosas
Y de tardes plateadas con nostalgia de sol.

Observaba a mi paso los portones pintados
Que en mis ojos de niño los grabé en su color
Remiré las ventanas y las puertas cerradas,
Esperando el milagro de volver al pasado
Y encontrarme de nuevo la sonrisa amorosa
Y el saludo afectuoso de mi gente de ayer

Escuche en el silencio a mis viejos queridos,
Percibí su ternura que rosaba mi piel,
Me sentí otra vez niño, añoré sus caricias,
Sus consejos tan sabios, sus miradas sin sombras
Sus palabras honradas y en el aire flotaba
La heredad que me dieran de su amor y su fe

Repetí con mis pasos esas calles estrechas
Con olor a manzanas, a guayaba y café.
Bulliciosas y alegres en el día de mercado
Y escuché en sus rincones unos ecos lejanos
De la banda del pueblo, de bandolas, de tiples
De bambucos, pasillos, y de tangos también.

Me detuve mil veces a escuchar los sonidos
De ese pueblo pequeño que me dio lo que soy:
Los valores que tengo, el amor a mi tierra,
La honradez de mi raza y el vivir con honor.
Hoy he vuelto a mi pueblo a mi pueblo querido
Y por él yo le debo un “MIL GRACIAS” a Dios.


Mario Gallegos Hencker
Bogotá Julio 15 de 2008