Recordando lo bello de una raza y su cultura, permítanme todos ustedes hablarles de una tierra que Dios quiso bendecir con la gracia y la tranquilidad del paraíso, así es mi pedacito de cielo, mi Salamina (Caldas), ubicada en Colombia, Sur América.
Y para los que nunca hayan oído hablar de ella, no se preocupen que yo les voy a contar, Salamina es un municipio que está ubicado al norte del departamento, sobre un lugar que es llamado la Cuchilla de las encimadas, pero no se crea mucho aquello de cuchillas, por el contrario su nombre le hace honor a lo que verdaderamente es.
Pero no se me confunda, le digo esto porque el nombre de Salamina tiene un origen griego, en la antigüedad así fue llamada una ciudad Chipriota que fue fundada después de la guerra de Troya, y al nombre se le atribuye un significado de paz, por eso les digo que le hace honor a los que es, porque en este municipio, eso es lo que se respira, se vive y se siente, en cada una de sus verdes montañas y en la sonrisa amable de todos los salamineños.
Llegar hasta Salamina no es difícil, se puede hacer desde Manizales la capital del departamento que está separada del municipio por 78 km, la carretera es pavimentada y está en buenas condiciones, además durante el viaje podrá disfrutar del paisaje, con su hermosura, su fuerza y a la vez su fragilidad, así como también podrá dar un recorrido por otros lugares del norte de Caldas, conocer algo de su cultura, de sus costumbres y de su gente.
Ya estando en mi tierra, puede disfrutar de múltiples actividades, de un agradable clima y como ya le dije, quien visita el municipio es acogido como otro hijo del pueblo, para los salamineños y salamineñas es un gusto saber que nuestro pequeño tesoro es visitado, además estamos seguros que lo llegará a amar tanto como nosotros lo hacemos.
Al llegar, una de las mejores actividades es recorrer sus calles, adornadas por bellas mujeres y sobre todo, por una arquitectura que es una fiel muestra de lo que fue la colonización antioqueña…es que ¡Ave María papá!, nosotros hacemos parte de esa raza pujante, que se abrió camino a lomo de mula entre la agreste vegetación.
Somos de los que crecimos con fríjoles y arepas, en casas y familias grandes, de los que aprendimos a levantarnos con el alba, a ordeñar las vacas, a moler el maíz, pero también de los que nos esforzamos por aprender, por formarnos y crecer, así somos nosotros y así es nuestro pueblo.
Y como ya les dije, caminar por sus calles es casi abordar un viaje al pasado, Salamina fue declarado Monumento Arquitectónico Nacional en 1982, pues sus casas aún conservan el estilo que utilizaron los colonizadores durante la primera mitad del siglo XIX.
Este estilo hace referencia a la astuta forma en que se construyeron las edificaciones, que se conservan a pesar de la falta de experiencia de los colonos en torno a los materiales adecuados, por eso se valieron de elementos naturales propios de la región, como la guadua y de otros un poco más curiosos, como el cagajón de las bestias, excremento o...mejor dejémoslo así, estoy seguro que ya me entendieron, además de otros componentes como la sangre de toro, que era empleada en aquel entonces como cemento, también utilizaban argamasa, una manera sofisticada de llamarle a las sobras de comida.
Todo esto se aprisionaba fuertemente formando tapias que en algunas ocasiones superaban el metro de ancho, lo que hace que estas edificaciones, a pesar de su antigüedad, gocen de características antisísmicas.
Lo invito entonces para que visite algunos sitios como la casa de la cultura Rodrigo Jiménez Mejía, la cual es una digna representante de dicha colonización antioqueña, su construcción tardó 14 años y ya han transcurrido 120 más, aproximadamente; su primer piso está estructurado en tapias…de lo que les hablé anteriormente ¿se acuerdan?, aquello de la boñiga y los otros elementos…bueno, ya para el segundo nivel se utilizó el bahareque cuyo origen es Europeo y en aquella época era el último grito de la moda en el campo de la construcción.
Su interior es decorado por hermosos corredores, adornados de finas y exquisitas barandas engalanadas por múltiples colores, este rodea lo que se denomina el patio recoleto, un espacio reservado al interior de las casas para que la vegetación hiciera de las suyas con su esplendor y su calma, un paisaje particular para cada familia, aromatizado y embellecido por cada una de las flores que allí crecen, las orquídeas, los helechos, los novios y los anturios, son los encargados de acompañar las mañanas de los hogares salamineños.
Otra digna muestra arquitectónica está intacta en la denominada Casa del deguello, la llaman así porque en 1879, las diferencias políticas en las que estaba inmerso el país, hicieron que en este lugar se llevara a cabo la masacre de 70 personas…una historia como para ponerle a todos los pelos de punta.
Pero por el contrario a su historia, esta casa se destaca por su belleza y elegancia, fue construida hace más de 140 años, su balcón que mide más de 20 metros de largo, ofrece una completa panorámica del parque, la pila y la iglesia de La Inmaculada; su interior es decorado finamente por las famosas y ya reconocidas a nivel nacional tallas en madera de maestros como Eliseo Tangarife y Juan de Dios Marulanda, responsables de lo que es llamado el Barroco Salamineño, sus obras aún se conservan en puertas, ventanas y balcones.
Es por esto que lo invito a caminar por las calles de mi pueblo, déjese llevar por las historias de sus casas, por el magnífico legado que representan, y así quizá se embruje con el ambiente bohemio que envuelve a muchas personas, pues Salamina también es cuna de poetas e intelectuales, es por esto que es llamado la Ciudad Luz, un título obtenido por su culto a las bellas artes.
1 comentario:
ME SIENTO MUY ORGULLOSA DE MI PUEBLO Y DE PAISANOS QUE COMO TU QUE REVIVEN EL AMOR POR NUESTRA TIERRA!!! MUCHOS ABRAZOS DEL ALMA PARA TODOS EN MI PUEBLO LINDO Y QUERIDO
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