Con la llegada de la Semana Santa se da inicio a una de las más importantes temporadas turísticas del año. Muchos colombianos aprovechan estos días para descansar, conocer y vacacionar. El Eje cafetero se ha convertido en una alternativa para tantos que no siempre buscan playa, brisa y mar; y Salamina resulta sin duda muy atractivo a la hora de conocer nuevos destinos y vivir experiencias más tranquilas con gran riqueza natural, cultural, histórica y gastronómica. Desde este enfoque, mucho se puede conversar y debatir, pero lo que hoy pretendo exponer desde estas líneas es una problemática que muchos en Salamina venimos percibiendo y que es creciente al mismo ritmo que se amplía la oferta turística en nuestro municipio y que parece no tener control por parte de la autoridad competente: la movilidad.
Cada vez se torna más complicado movilizarse por las calles de la ciudad, como peatón, como conductor, o como ciclista, esta actividad cotidiana se va presentando peligrosa. Como peatón observo andenes estrechos, deteriorados y unos completamente destruidos, cuando no es que hay aleros de casas que acusan ruina y son una trampa potencialmente mortal como por ejemplo el de la casa contigua a los nuevos juzgados sobre la carrera séptima en plena plaza de Bolívar, o unas cuadras más adelante sobre la misma carrera séptima en la esquina del Pío XII donde funciona una compra de café y en esta última si la opción es cambiarse de andén pues sencillamente es riesgoso porque hay carros parqueados en vía pública y prácticamente no hay andenes. Ese es precisamente el otro gran problema que cada vez es más cotidiano: las calles se han convertido en parqueaderos y en algunas los carros son estacionados sobre los andenes imposibilitando caminar, obligando a exponernos a la vía pública con todos los riegos que implica. ¿Controles? Por ningún lado, no hay autoridad que se dé por aludida. Los fines de semana, con la notable reactivación de la actividad deportiva en el sintético Manuel S. Gómez, las calles aledañas son un completo caos. La calle cuarta bajando al escenario deportivo es una larga fila de carros estacionados que imposibilitan el flujo normal por una vía principal que es salida hacia el municipio de La Merced; por ésta transitan constantemente camiones y volquetas que recogen material del río para los frentes de obra que hoy hay en el municipio; en no pocas ocasiones quedan estos mastodontes bloqueados porque algún auto no permite su paso.
Nuestro parque principal cada vez más pierde su magia, todo su encanto paisajístico y arquitectónico se ve opacado por hileras de carros parqueados en completo desorden y buses de turistas estacionados donde nadie se imagina. ¿Autoridad? Por ninguna parte.
El sector de la galería es un punto álgido; la carrera sexta desde el sector de “La bomba” hasta la zona del incendio es una completa carrera de obstáculos impuesta por el desorden de los talleres mecánicos, empresas de transporte, particulares y peatones irreflexivos que desprevenidamente parlan en mitad de la vía, cuando no es que son borrachitos que salen de las cantinas con la mirada perdida o fija en alguna meretriz con rumbo a algún “cuartico azul”.
La diáspora turística que en los últimos años vive Salamina hace que cada vez sean más los hoteles y hostales que ofrecen sus paquetes y servicios; sin duda lugares con bellos detalles, elegantes y agradables que aún así no ofrecen solución al vehículo particular del turista que es dejado en la vía pública generando desorden y caos en el tránsito y peligro para el peatón. ¿Quién esta regulando hoy en Salamina esta situación?
Las carreteras son cada vez más hostiles para los ciclistas, una actividad deportiva en furor que hoy implica un riesgo para la integridad física, he visto en mis cotidianas salidas situaciones que ponen en peligro la vida de estos deportistas y he recibido quejas solicitándome un llamado de atención a las autoridades sobre este delicado asunto.
Ni se diga las motocicletas ¿Quién le pone orden a los repartidores de domicilios de los supermercados que transitan a velocidades excesivas con mínima observación de las normas de tránsito? Qué regulación hay para tanto imberbe e irresponsable que en estos aparatos circula sin los documentos de ley, a excesivas velocidades y con ese incómodo ruidajo aturdidor?
Las funciones y responsabilidades de la oficina de tránsito en cabeza del profesional Julián Zapata deben ir más allá de publicitadas fotos y campañas en redes sociales. De esta dependencia demandamos los salamineños mayor eficiencia y eso no significa necesariamente utilizar el comparendo y la sanción económica como única medida; este asunto debe ser también pedagógico, educativo; mayor presencia en las calles reconviniendo un mal parqueo, promoviendo el correcto uso de la vía pública y los espacios peatonales, agilizando la movilidad en puntos álgidos de nuestro trazado vial; esto sin duda generaría una mejor percepción de eficacia por parte de la ciudadanía.
Llega Semana Santa, a pesar de las restricciones dadas por la pandemia tendremos flujo de turistas y visitantes, esperamos acciones que impartan orden y tranquilidad para todos los actores viales.
Sin duda en la movilidad también tiene que ver el estado de las vías; no vi a funcionario alguno de la alcaldía que “construye confianza” en el lugar del absurdo accidente del pasado viernes en la salida a Pácora. Contrario a otros episodios, esta vez no hubo fotos ni declaraciones, ni presencia del alcalde como en otras ocasiones… y pues menos de Empocaldas que no responde por una recámara obstruida que genera inconvenientes a pesar de que se han realizado las denuncias públicas. ¿está condenada la comunidad salamineña a seguir soportando esa horrible y peligrosa calle del parque infantil en ese estado? Hace un año dijo el alcalde que se realizarían obras sobre esta calle; hoy ni la administración ni Empocaldas realizan algún paliativo mientras continúan las obras en esa vía y se termina con la pavimentación de ese sector. A ver si tenemos alguna entrada decente a esta “ciudad luz” y “cuna del paisaje cultural cafetero”. Y para rematar la señalización en algunos puntos sigue siendo deficiente, inversión que no se nota.
OTRO MEJOR ALCALDE
Ahora resulta que en La Merced tienen a su alcalde entre “los 26 mejores burgomaestres del país” premio este otorgado por “la revista más importante del Congreso” según dice el mismo alcalde. Y nosotros pensando que el de Salamina era “el mejor alcalde del país” tal cual lo dijo él, su familia y su séquito. Y en Bogotá postulan a Claudia López como “mejor alcaldesa del mundo” Los amiguetes de unos y otros moviendo sus influencias en tiempos preelectorales. Definitivamente el narcisismo y la lagartería es algo muy arraigado en la idiosincrasia del colombiano.
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